14 de agosto de 2012

Fuck the world off

El ácido de tu recuerdo bajaba desde mi cabeza hasta mis pies -por mi corazón, ya no circulaba-. Me revolvia el estomago, me quitaba el aire. Desasosegaba mi calma.
La mezcla de tus bebidas blancas, la cola y fernet, condensaron tu quietud, te nublaron la voz. Te tragaste tus palabras, tus delitos y fastidios. Atravesaste todos mis sentidos.
Finalmente, tu vómito verbal apareció en mi cuarto, esa noche. Esa verborragia alteraba mi cabeza, desinhibiendo mi malestar.
A vos, no te importaba un carajo. Seguias escupiendo esas palabras (siempre tan mal conjugadas) toda esa porqueria acumulada. Sin interrupciones, riendo, llorando, escupiendo, rebosando de ironía. Te permití completar tus frases hasta que por fin, decidieras callarte, decidieras acabar tu propia mentira.
Me reí, te escuché, te mentí. Esta vez me tocaba a mi. No me grites; no te quiero. No me escuches; no te extraño. Algo quebro el eje de tu equilibrio. Esa noche las palabras se quedaron en mi mente y tu oscuridad en mis retinas. Nada tuvo sentido.
Algo subió por mis pies a mi pecho, algo golpeaba mi garganta, algo me atravezaba. Algo que no pude decir. Cómo aquél día en la oscuridad mientras vos dormias te llenabas de todo eso sobre tu piel y vos hoy, no lo podes entender. Te tiraste al piso y te revolcaste, intentando respirar un aire que fuera de verdad. Perdiste el impulso.
Revivis; asechas, rompes;gritas, perdes;encontras, ensucias;masticas, pero vos sos feliz en toda tu mierda.
Arrancaste de a pedazos mi piel, la carne, los organos, me devoraste. Nos quemamos, nos fundimos, ambos gritamos, sangramos, nos odiamos. Lo suficiente para olvidarnos.

No hay comentarios: