30 de julio de 2012

Los aprendices

No corras mi amor, no es el alcohol, es la pasión.
Ya no te escondas mi amor, yo llego donde estes vos.
Del otro lado del muro, en la otra parte del mundo.
Convencida de que el recuerdo lo guarda todo. Desde tu mirada, hasta el ultimo lunar de tu pie. Tu respiracion agitada cumpliendo mi sueño sin saber cómo es.
Hoy encontré una sombra, un disco viejo y un libro. El libro que escribí durante 365 días en tu nombre.
Nuestros caminos ya no se cruzan, pero conocemos nuestras casas, nuestra historia y nuestra cama.
Hoy conozco la fricción y conozco también, la desilusion. Conozco amar y conozco odiar.
Nos mentimos lo suficiente, suficiente para amarnos, suficiente para olvidarnos el día que dejamos de sentirnos. Volver a nuestro viaje de lujurias, volver a besarte la sombra. Recordarte en la noche que no pueda dormir.
Recordarte hasta que mi cabeza deje por fin de pensarte.

15 de julio de 2012

Vulneraste esta coraza idiota

Entre excesos, risas y alcohol, aparecí en tu cama. Entre besos, caricias y abrazos, me dejé llevar. Te devore el alma y vos, el corazón. Siempre vulnerable a vos esta estúpida coraza. Coraza impenetrable al resto del mundo. El mundo que vos no perteneces. Vos, vos sos un hombre. Un hombre con ideales firmes e ideas poco sustentables con el corazón. Un hombre que su mundo, se reduce en el. Pintura, música, color, vida. Un hombre hecho, con el alma de un nene que todavía, tiene miedo de crecer. Un hombre maravilloso ante esta mujer.
Tu cama, mi segunda casa. El lugar donde mis miedos siempre pierden sentido y la promesa de 'para siempre' tiene un tono de verdad. Buscamos revolución. Revolución entre las sabanas, revolución en nuestros cuerpos. Tranquilidad innata y saber, que sólo por ese momento sos mío. En mente, cuerpo y alma.
En esa cama dejamos pasar los días, perdimos la cuenta de atardeceres en la mía. Que sea de noche la mañana, que los días no tengan fin. Mil veces grite que se paren las agujas del reloj, que el tiempo con vos nunca termine. Mil veces y una, desperté en mi casa. Lejos de la tuya, sin rastros de vos. Voy a poner en venta mi casa, sólo mi cama y té me sobran. Me falta cielo y para decirte verdad, también me falta cama. La cama en la que hoy, no estás. Cuándo las tormentas me consumen donaría todos mis órganos, con mi corazón. Porque de vivir acá ya no se puede hablar. ¿Quién aguantaría tanto infierno y tanto limite para simplemente ser? Abriría cada una de mis venas sin importar cuanta sangre derrame, sabiendo que en ellas siempre vuelvo a encontrarte. Tan radical, tan ciego y tan brutal. Tan huracán para esta calma, tanta agua para este incendio, tan lucido en esta locura. Tan perfecto para mi.

Sin embargo hoy salto el muro que nos divide y choco, siempre choco mi cara contra la pared y la verdad en tu mano, tus mentiras tan piadosas en la boca (Esa boca que tanto logra enloquecerme) esperando respuestas que ya no existen, que no se dicen y ya no se piden. Porque tus promesas todavía me las creo, todavía las espero y duele, duele el frió despiadado de tanta soledad. Grito para no volver a escuchar tu nombre en mi cabeza, matando tu recuerdo en mi corazón tan muerto, en este escudo que vos, tantas veces destruiste. Hoy no quedan rastros de ese muro, hoy estamos frente a frente siendo igual a espaldas de la verdad. Hoy quiero derrumbarte, hoy quiero tirar abajo tus escudos de hombre inconsciente a la realidad de los hechos. Hoy después de todo, vuelvo a intoxicarme en vos. Te siento en mis venas, te sigo guardando en un hueco del corazón.

Para siempre.

11 de julio de 2012

10 de Julio


Tu espalda se encontraba tan fría como aquel invierno que arraigaba mis rodillas. Era tan inmensa y blanca, los lunares llenaban  tu cuerpo, sentí como se alborotó cada gota de sangre en mi corazón y como -en ese momento- corrías por mis venas. En mis entrañas te ganaste un buen lugar. Tus manos y las mías perdieron el limite de la realidad y así las agujas del reloj perdieron su valor. Las diez, ya no eran las diez. Quedamos fuera de foco y hasta tu piel parecía tener otro sabor. Tu lengua siempre tan cálida y tus pies siempre tan fríos, sin embargo tu boca y defectos, siempre fueron míos. El sol que entraba por la ventana brillaba en nuestros cuerpos, los faroles verdes que me iluminaban, hoy eran tus ojos. Y tu sonrisa -que placer esa sonrisa- la puerta a todos mis paraísos. Los infiernos? Infiernos si que los hay con vos al lado y una cama con tanto espacio. Ese día besé hasta tu sombra.
Amanecí queriéndote más de lo normal, sobrepasando el limite de la verdad. Sin embargo.. ya no me encontraba en tu cama y tu sonrisa no me acompañaba en esa mañana tan fría que me comía los huesos. Pero si hay algo que siempre estuvo claro entre nosotros fue el placer de aprovecharnos en el momento, ya que a la otra mañana.. no recordaríamos nuestros propios nombres.
Esa mañana amanecí embriagándome con un poco de tu perfume francés y si algo había olvidado, era el placer de sentir tu cuerpo junto al mío, tu panza con la mía y que el mundo cuando estoy con vos, cuándo estoy con vos nada tiene explicación.