22 de mayo de 2016

El tren que siempre

Puedo jurarlo, no sabía que tren debía tomar. Con el anterior habría sido demasiado temprano, con el siguiente ya habría sido demasiado tarde. Sin embargo, estabas ahí. Esperando mientras el cigarrillo sobre la comisura izquierda de tus labios comenzaba a consumirse, lentamente. Entre tanto humo, sonreíste. Tu mirada un poco perdida, tu perfume francés, tus aires de hombre elegante... te encontré.
Quizás, aún me recuerdes cómo la mujer de pelo despeinado, zapatos viejos y un vestido, el perfume a jazmín y el cigarrillo entre los labios, las uñas cortas y la risa espontánea. La cerveza caliente y la cama prestada, los libros amarillos que todavía no han sido leídos. La que pisa el pasto descalza, aunque la temperatura congele cada uno de sus dedos, a la brisa de playa en su sonrisa contemplando el mar. La que fotografió cada salida del sol durante 58 días de su verano, la que no se aburre de verlo. La que prefiere un abrazo ante un beso, pero disfruta perderse en tu boca. La constelación en sus lunares y sus pecas por el sol. Quién se aburre de su pelo, de su cuerpo, de su ropa, pero siempre vuelve a elegirlos. La que se emociona y asombra ante la magia del universo que siempre conspiró para poner a personas cómo vos en su camino. La que crece cuándo aprende, la que se siente diminuta cuándo fracasa y no puede tolerar la frustracion.. porque ante todo, se sensibiliza cuándo entiende que algunas cosas son más difícil de lo que aparentan, porque aprendió a mirar hacía adentro, porque nunca va a poder saber que historia condena al otro, ese otro que en su momento criticó. Sin embargo, sufre no saber mirarse, no poder ver en ella lo que todos sí y aunque vos, hayas intentado explicarle, nunca fue suficiente. Le es más fácil ver lo lindo en lo ajeno y lo malo en lo suyo. Esa frivolidad con la que a veces.. logra mirarse. La que prefiere su casita de madera en la montaña ante una jungla de cemento. La que vive soñando y despierta de sus pesadillas, queriendo cumplirlos. Porque ese es su motor. Sus sueños, sus anhelos y tu sonrisa.
... Y aunque tal vez no me recuerdes, todavía guardo el verde de tus ojos en mi cajita más cercana, la que abrazo siempre antes de irme a dormir.
Ojalá, también estés en mi próximo tren.

Todos mis dias

Son formas de dejar escapar el tiempo en nuestras manos, tal vez sea buen augurio cerrar los ojos e imaginarte allí. Me recuesto en el pasto pensando y soñando, que lo bueno va a venir, que un futuro tan incierto puede mejorar y que tal vez... aprenda a volar.
Me cuesta creer el tiempo que pasó, la forma en que ocurrió, y cuánto esfuerzo valió ¿a dónde estaremos llegando? ¿dónde estaremos mañana? La incertidumbre es peso pesado en cada granito de mi reloj de arena. No imaginas cúanto me cuesta aceptar que si el pasado me da miedo, el futuro aún más.
Y quizas.. sólo sean formas de sobrevivir, de subsistir, de elegir. Si pudiera... te elegiría allí.
Mi especialidad al igual que dar abrazos, reír cada segundo, romper cargadores de télefono y pintar, también te incluyo a vos. Quererte es un arte que muy pocos saben tomar el pincel y dejarse llevar.
Te quiero y te extraño, porque te recuerdo todo el día.