30 de septiembre de 2013

Momentáneo

¿Cuánto Borges, cuánto Benedetti, cuánto Sabato hay que leer para entender la metamorfosis del amor? Ni las obras completas de Cortázar y Galeano son necesarias para comprender todo.
Ya no se necesita la pasión de las palabras, ni el sonido de un vinilo al sol, tampoco el té de las cinco de la tarde. Hay cosas que arden ¿sabes? arden en vida, de afuera para adentro, algunos con la libido a flor de piel el proceso se invierte. Pero en fin, todos llegamos a lo mismo. El maldito circulo vicioso del tan temible amor. La rocola salvaje, pasional y efímera del amor. Pero yo, como muchos, alguna vez con suerte pude encontrarlo. Y lo vi, encendido con cada chispa, durmiendo al costado de mi almohada, a través de mis sabanas, enredado a mis pies. Su perfume francés me empapó el alma y aprendí a querer. Como la luna, en sus cambios, en sus eternos altibajos, no se deja ver. Y así pasan los días, los meses, se pierde en una constelación eterna.
Pero ¿Qué sentido tiene quedarse en lo que fue? ¿En lo que hoy ya no es? Los verdaderos cambios se generan con sacrificio, con el dolor de dejar algo, como una canción sin poderla terminar. Como la guitarra sin cuerdas. Y no lo escribo con el poder de mi mente de volver atrás, lo escribo con el poder de recordar (léase; volver a pasar por el corazón). Porque lo quiero, lo quiero como quiero al sol, como se quiere por primera vez. Porque cierro los ojos y lo veo ahí, sonriendo con sus ojos verdes, con un pincel en sus manos y sus mejores oleos, un disco sonando y su guitarra al costado. Feliz sobretodo, hecho un hombre en todas sus formas. Ideales firmes, pero su sonrisa, su inmensa sonrisa, contagia a quienes lo miran. Incluyendo la distancia, la distancia real, aunque sobre otro plano es solo una metáfora. Quienes creen en esta, entienden el poder de lo eterno. En el contenido inmutable a pesar de las transformaciones. Ya lo dijo Piaget, la conservación es el hito del desarrollo humano.
Nunca voy a entender el paso del tiempo, ni que sucederá mañana, siquiera dentro de un año. Pero sé, y estoy segura, que los cambios son los que realmente desnudan el alma. Mi cabeza estalla de solo pensarlo. Abandonar caminos para solventar nuevos y dejar la ruleta girar!


(Y no es que siempre este de paso por el corazón, pero vale la pena recordar lo que le hace bien al alma. El lugar donde las cosas lindas nunca, nunca mueren y de cuándo en cuándo es lindo volver a recorrer) Habiendo dicho esto, volvamos a la fecha primero de Octubre del año 2013.

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