Por todo lo vivido y lo que quedaría por vivir.
Porque 2 años no son nada, y porque comprobamos más que nadie en el mundo
que después del huracán, siempre viene la calma.
Y que algo eterno, nunca acaba.
Te quiero siempre, Pipi.
Felices 730 noches de insomnio y tormenta, de sonrisas pacificas.
Felices 2 eternos años.
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